Las
normas generales para llevar una vida saludable se pueden resumir en las
siguientes:
Lo
primero es llevar una alimentación sana, las cantidades de cada uno de los
nutrientes estén equilibradas entre sí. El grupo de expertos de la FAO OMS
(Helsinki 1988), estableció las siguientes proporciones:
- Las
proteínas deben suponer un 15 % del aporte calórico total, no siendo nunca
inferior la cantidad total de proteínas ingeridas a 0,75 gr/día y de alto
valor biológico. (Ver más en: Proteínas)
- Los
hidratos de carbono o azúcares nos aportarán al menos un 55-60 % del aporte
calórico total. (Ver también: Hidratos de carbono)
- Los
lípidos o grasas no sobrepasarán el 30% de las calorías totales ingeridas
(Ver más: Grasas)
El
ejercicio físico es esencial para mantener una buena calidad de vida. La falta
de actividad es una de las principales causas de debilidad y de una salud
pobre. Está directamente relacionada con una serie de problemas como la
artritis y el reumatismo. Además, los problemas de corazón se originan de una
pobre circulación sanguínea (la cual podría mejorar a través del ejercicio).
Tanto el
tabaco como el alcohol pueden producir una mala calidad de vida por los efectos
nocivos que tiene sobre el pulmón, circulación, corazón, hígado y predisponen a
la formación de diferentes cánceres.
No tomar
drogas, no sólo las ilegales, sino también los medicamentos ( analgésicos
ansiolíticos, etc.) pueden generar ciertas dependencias y problemas hepáticos o
insomnio al dejarlos.
Una buena
limpieza de dientes y de encías tras todas las comidas y una visita al
odontólogo cada año es fundamental a la hora de lograr un bienestar general.
Un estilo
de vida saludable requiere que cambies tus hábitos actuales de vida, tus
comportamientos y tus actitudes. Esto lo podrás hacer fácilmente si logras un
desarrollo interno. De esa manera podrás cumplir el propósito que te hayas
propuesto. Se debe evitar situaciones de estrés, cansancio laboral, etc. Hacer
amigos y mantenerlos.