En ocasiones, el día a día se vuelve estresante, La presión del trabajo, crisis en la familia o en la relación, son solo algunos desencadenantes personales que angustian el cuerpo y el alma. En estos momentos es cuando se hace necesario brindarse unos segundos al placer sensorial y al alivio corporal.
Cuanto más nos estresamos, más se le dificulta al cuerpo restablecer los nervios y las hormonas a su estado normal. Por esta razón siempre que podamos, debemos llevar a cabo las medidas necesarias para tomarnos un descanso. De esta forma, podemos protegernos del agotamiento del trabajo y recargar energías.
La palabra masaje posee diversas raíces que llevan a un propósito claro, el cual es el de proveer un contacto físico entre dos individuos, “Massech” del hebreo que significa tocar o palpar, así como “Massein” del griego que denota la acción principal, la cual es friccionar, además de estos dos pueblos existe la raíz del pueblo galo, “Masser” que en francés es un verbo que literalmente significa amasar o dar masaje, siendo Francia una de las pioneras del mundo occidental en la utilización de terapias manuales.
De acuerdo a esa epistemología se puede asegurar que la Masoterapia esta comprendida dentro de la kinesioterapia, no solo por el hecho de ser un medio curativo, sino también por que implica movimiento, un desplazamiento tanto de las manos del fisioterapeuta como una sincronía en la fricción que se genera en los tejidos subyacentes a la zona manipulada. Este conjunto de intervenciones forman uno de los medios terapéuticos más antiguos del mundo, precisamente por su forma de aplicar, ya que es un proceso meramente instintivo, no es necesario tener conocimientos avanzados en dicho arte. Basta con ver como una madre “soba” la rodilla de su hijo al ver que se ha caído o el simple roce de consolación sobre una persona que esta pasando momentos difíciles, pero es la experiencia y el conocimiento apto de ciertas técnicas lo que catapulta la terapéutica del masaje.